Publicidad
No soporto ver la casa sucia. Ahora mismo me levanto y apago la luz. — MAFALDA Y con toda seguridad, lo hizo. Apagó la luz y se quedó tan a gusto. Problema desaparecido, asunto resuelto. ¿Lógica infantil? No, lógica adulta. Así somos. Cerramos los ojos a lo que no queremos ver o miramos a otra parte para no verlo. La inefable y contestataria criatura a quien no le gusta la sopa y quisiera vivir sin darse cuenta, piensa y actúa como lo haría un adulto. Y Quino, su genial Pigmalión, poseía la rara virtud de desdoblarse y volver a la edad de la inocencia para observar desde allí nuestros defectos y dar cuenta con una sonrisa de la forma con que los tratamos de ocultar o corregir. Qué sería de nosotros sin el humor. Y sin embargo, crecemos, maduramos y perdemos poco a poco la jovialidad. O reímos menos que
Publicidad
Publicidad