Los venados detuvieron por un momento sus alimentos y giraron sus cuellos para observar la nueva visita. Las nutrias atravesaron a nado la laguna para llegar a saludar, mientras que los lémures y los monos capuchinos se acercaron al notar la presencia de personas. Las tortugas, en cambio, prefirieron resguardarse del frío de estos días en sus cuevas, las cuales, como las de muchos otros animales, tienen una luz infrarroja que les aporta calor. En las mismas condiciones estaban los jaguares, pumas y osos. Trompita, la elefanta, prefirió seguir almorzando. Esto fue un corto recorrido por los corredores del Zoológico La Aurora, el cual se mantiene cerrado desde hace casi tres meses por la pandemia. Y es que los animales extrañan. “Están acostumbrados a ver gente. Creemos que ellos nos entretienen, pero es lo contrario, nosotros los entretenemos a ellos”, explica Claudia Salazar, administradora general del Zoológico La Aurora. Este