Publicidad
En 1928 Stalin hizo un viaje por Siberia que duró tres semanas. Había derrotado a sus adversarios dentro del Partido Comunista y era ya el amo supremo de la URSS. Comenzaban a escasear los cereales en el inmenso territorio y, luego de aquello que vio y oyó en ese recorrido, Stalin sacó las conclusiones ideológicas pertinentes. De acuerdo a la doctrina marxista, la culpa la tenían los campesinos retrógrados, que, gracias a la expropiación de los latifundios y la liquidación de los kulaks, habían pasado a ser pequeños propietarios y contraído las taras características de la burguesía. ¿La solución? Obligarlos a ceder sus granjas y dominios e incorporarse a las granjas colectivas que harían de ellos proletarios, la fuerza pujante y renovadora que reemplazaría su mentalidad burguesa por el fervor solidario de los bolcheviques. Este es el origen, según Anne Applebaum, en su extraordinario libro Hambruna roja. La guerra de
Publicidad
Publicidad