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Es muy esperanzador observar las sonrisas de quienes participan de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Los rostros de estos muchachos deben comprometernos a todos a trabajar con más ahínco porque todos los países brinden las condiciones necesarias para su sano desarrollo. Hemos estado equivocados al decir que son el futuro, pues muchos de ellos ya asumen roles protagónicos en distintos ámbitos sociales, y esto, es digno de admiración. Me pareció una grata casualidad que la JMJ de este año tenga como lema “La buena política debe estar al servicio de la paz”. A Guatemala, en un año electoral y en el marco de una crisis, la frase le queda como anillo al dedo. Hemos visto con mucha preocupación cómo nuestra coyuntura ha desatado guerras innecesarias. Una en el plano de las redes sociales, y otra, la que requiere más atención de nuestra parte, en las calles y entre
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