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El hipócrita y traidor… sin disimular demasiado su calaña, convocó al juego de la Perinola, prometiendo grandes ganancias para todos. Se reservó el derecho de admisión y por supuesto atrajo –solamente– a quienes comparten sus antivalores. El primer turno fue para el diablo y estando la perinola “cargada”, cayó en “Todos Ponen”. Los politiqueros corruptos, propios y extraños, pusieron dinero e ideas macabras, para que aquel territorio se convirtiera en dictadura “segura” y refugio de roñosos, pues se preveía, la persecución a ladrones legendarios. Empresarios de moral distraída, pusieron inversión y hasta se asociaron con el diablo, también éste contó con el beneplácito y entraron a “poner” otros gobernantes corruptos de países fallidos. El juego transcurrió sin sobresaltos… a turnos “tomaba uno”, “tomaban todos”, “ponía uno”, etcétera, hasta que el diablo azuzado por su mujer –una bruja de credenciales conocidas que ahora mandaba– volvió a “cargar” la perinola; ahora para
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