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Escribí el otro día esta columna, que estaba destinada ser una pequeña, discreta columna sobre nuestro alcalde (es decir otra, dado que ya he escrito algunas en el pasado). Pero se me fue alargando la cosa, y tuve que pedir más espacio. Está claro que, con todo y caracteres extra, no será suficiente. Hablar de Arzú, que lleva tantas décadas en el frente público y subpúblico, es tarea imposible, dentro de un mero formato columnístico. Jose Rubén Zamora lo hizo el otro día, y le salió una cosa muy completa, harto interesante y de plano escalofriante, y aún así le faltó un considerable resto (de lo que se sabe y de lo que se calla pero mucho se susurra). El rango diacrónico es vasto, verán. La carrera de Arzú es longeva y sustancial: un abismo inagotable. Ustedes, los más viejos, lo saben, porque ya fueron testigos de toda su vida
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