Arnoldo Kuestermann y las lecciones de la Gran Guerra aplicadas en Guatemala
Corría 1939 y un niño guatemalteco, hijo de padres alemanes, llegaba a Hamburgo, la segunda ciudad más importante de Alemania. Tenía nueve años y retomaría sus estudios en las aulas extranjeras cuando comenzó la II Guerra Mundial, uno de los episodios más oscuros y trágicos de la historia mundial contemporánea. El pequeño Arnoldo Kuestermann, hoy de 87 años, aprendería entonces que enfrentar el horror era posible y con ese convencimiento regresó a Guatemala en 1951 a sobrevivir una nueva guerra. Poco después de cumplir 50 años completó la lección que aprendería en Europa y fundó ASIES con dos finalidades: preservar el pensamiento crítico y defender los principios de la democracia y justicia del autoritarismo de Estado y otras siniestras formas de represión.