Chucho muerto
César A. García E.
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César A. García E.
En parajes majestuosos, ostentosos de grandeza, plenitud, paz y quietud, entre singular belleza; se asoman –cuales adornos– niños pobres, marginados… niñas cuyas ilusiones han quedado en el pasado. Su realidad fría y dura, es salir a mendigar, saludando con sus manos, fingiendo opacas sonrisas, con la esperanza fortuita de que algún buen conductor… ponga algo en sus manitas. Kilómetros y kilómetros que denotan la miseria, el fracaso de una patria que se viste de tragedia; la misma patria que engorda, al servil y al protervo, la patria que privilegia al ladrón, al ignorante, al cínico, al farsante –y que como presidente– ha empoderado al bufón. Y así transcurre la patria, entre pobreza y retraso, entre violencia y marasmo, entre mentiras de siempre, entre los corruptos sucios, vestidos de “buena gente”. En total anacronismo, con traidores –como guías– funcionan instituciones que mucho merecerían, ser baluartes de entereza, de verdad y de
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