Mentiras perdurables
POR: ROSA MONTERO
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POR: ROSA MONTERO
Hace un par de semanas estuve en Leópolis, Ucrania, en un festival de literatura europea. Me gustó mucho la ciudad, monumental e histórica, y me encantaron los ucranianos, gente dulce, cariñosa, casi diría inocente. T. R., una brillante hispanista de Kiev, me conmovió; sus padres son rusos y siempre sintió una profunda devoción por la gran patria rusa. Pero ahora lleva dos años herida y desolada. Cuando comenzó el conflicto entre rusos y ucranianos, T. R. no tuvo más remedio que reconocer que su imagen pura y perfecta de Rusia era un mito. Durante cuarenta años había creído a pies juntillas en la veracidad de unas historias que, ahora se daba cuenta, eran todas mentira: “Y a mi edad tengo que volver a repensarme el mundo por completo”. Hay muchas otras personas como ella, gente que vivió una realidad fingida y que ahora se balancea sobre el vacío. Es lo
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