Aquella noche, la del 6 de septiembre en Quetzaltenango, fue muy sentimental. Los votos no habían confirmado su tendencia todavía y para entonces la desolación ya hacía fiesta en la sede municipal de Creo. En la oficina adaptada como base de operaciones para la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), un encargado de fiscales de mesa se quebraba en lágrimas al escuchar los datos que sus delegados le daban por teléfono. Su candidato, Julio de la Roca, iba y venía en el pasillo en silencio. En la casa Todos, los afiliados estaban furiosos porque su gente no peleó los votos a su favor anulados durante el conteo, aunque la participación le fue negada al alcalde Jorge Mito Barrientos, su planilla podía lograr un espacio entre los concejales. En la sede de Lider, el aún diputado y hasta entonces candidato a la alcaldía, Natán Rodas, desapareció, su gente anonadada se veía