Peer Körner • DPA –Una bonita casa con jardín a la orilla del río, malvarrosas detrás de una valla blanca de madera. “Bienvenidos”, dice un cartel de hojalata en la puerta de la casa. El idílico paraje de Bienenbüttel, en Baja Sajonia, será el nuevo hogar durante los próximos meses de Adham Mussa al Dawar y su familia. Detrás se esconde una forma de ayuda a los refugiados más directa que cualquier otra: una pareja de empresarios conoció a cuatro sirios durante sus vacaciones en Budapest y decidieron acogerlos en su casa. “Recorrimos Rumania con el Land Rover”, explica Stefan Deerberg, que regenta una empresa de venta por correo de ropa natural y zapatos. “En el camino de vuelta vimos la horrible situación en la estación de Budapest. Estábamos conmocionados. Delante de la estación solo había tres retretes para cerca de 2 mil refugiados”, agrega el empresario de 55 años.