Juan D. Oquendo • joquendo@elperiodico.com.gt –Terminaba abril y a dos semanas de que se hubiera dado a conocer el caso de defraudación aduanera La Línea, mientras los partidos políticos se preparaban para el inicio de la campaña electoral en mayo –aunque la publicidad ya se había dejado venir desde hacía meses–, las más grandes vallas de la ciudad despertaban con el tráfico y dos palabras sobre un velo blanco que prometía llevárselo el viento: “Le toca”. Nadie pensó en ese momento que llegado el 6 de septiembre las elecciones fueran a ser tan atípicas, ni siquiera los mejores analistas de campaña, mucho menos los candidatos como Manuel Baldizón, que anunció su retiro de la política. La maquinaria de millones de quetzales en publicidad tenía garantizado el voto. Siempre había sido así. Pero el papel de las redes sociales sobre los cascos urbanos demostró que la televisión y la radio están