Foto: Walter Peña > El periódico Esa mañana, el reloj marcaba las 06:10 horas y el calendario el día 15 de julio. Francisco Morales, Chico Dólar, con solo una pantaloneta puesta bajó del segundo nivel de su casa para atender el insistente timbre. Quitó los cerrojos y abrió la puerta. Con la luz de la mañana, entró una escena que ensanchó de sorpresa sus pequeños ojos negros, esos que le dan un aire de niño asustado. Fiscales del Ministerio Público y una parte de las 24 unidades policiacas desplegadas desde la ciudad capital le pedían colaborara para ejecutar una orden de allanamiento en su hogar. Nervioso, pidió la orden de juez que les daba la potestad de ingresar, los fiscales mostraron el documento. Desde ese momento y como si recordara que aquello era un juego que él ya conocía, volvió a la calma. El mismo Morales guió a las autoridades