«It’s coming to Rome» (se viene a Roma), gritó eufórico al término de la final el defensa Leonardo Bonucci, autor del gol del empate italiano y también anotador del tercer penal en la tanda en una final asfixiante en el estadio de Wembley (1-1 en el tiempo reglamentario, 3-2 en los penales). Su compañero Giorgio Chiellini, capitán de los ‘Azzurri’, fue el encargado de levantar el trofeo al cielo londinense antes de presentarlo a sus hinchas este lunes por la mañana al salir del avión en Roma, luciendo una corona en la cabeza. El lateral Leonardo Spinazzola, considerado el héroe desafortunado de esta edición después de haber sufrido una lesión en el tendón de Aquiles ante Bélgica en los cuartos de final, saltó los escalones del avión de Alitalia y cruzó la pista con muletas entre los vítores de los medios de comunicación y del personal del aeropuerto que tomaba