Tras meses en los que los estadios europeos se acostumbraron al silencio, el color y el sonido hicieron recordar las sensaciones del viejo fútbol. En el centro de Roma, junto al obelisco de la Piazza del Popolo, y luego en los alrededores del estadio Olímpico antes del partido Italia-Turquía, los ‘tifosi’ daban ambiente a este primer día de la Eurocopa. En el estadio se repartieron en ‘modo puzzle’ para garantizar una cierta distancia de seguridad. Con camisetas azules de Italia o rojas de Turquía, el día transcurrió sin incidentes y con sonrisas que se intuían debajo de las mascarillas. Antes del partido de apertura, Nesta y Totti simbolizaban al fútbol italiano y a Lazio y Roma, los clubes vecinos y rivales de la ‘Ciudad Eterna’. Ambos estuvieron discretos, cumpliendo su papel protocolario y llevando el balón «Uniphoria» (unidad y euforia). En el resto de la ceremonia destacó el tenor Andrea