Y como líder de la nueva generación de corredores que se han hecho con el control del pelotón ciclista, Pogacar ganó el Tour de Francia a lo grande: subió al podio de París para recoger el maillot amarillo como vencedor de la prueba, el blanco como mejor joven y el de lunares como mejor escalador.
Solo le faltó el verde (por puntos), lo que le hubiese permitido emular al legendario Eddie Merckx, el único corredor de la historia en ganar todas las clasificaciones en una misma edición (en 1969).
El líder del equipo UAE Emirates también se llevó tres etapas, aunque para la historia quedará su exhibición en la cronoescalada con final en la Planche des Belles Filles, en la víspera de la llegada final a París.
A esa penúltima jornada de la carrera llegó como líder de la general el también esloveno Primoz Roglic, con 57 segundos de ventaja sobre su joven compatriota tras dominar la prueba gracias a su potente equipo, el Jumbo Visma.
Pero cuando menos se esperaba, en el ejercicio individual, Pogacar voló en los 36,2 km de recorrido, los últimos seis en la subida a La Planche des Belles Filles, completando el recorrido en 55:55, a una media de ¡39,5 km/h!
Pogacar no solo recuperó la desventaja que tenía con respecto a Roglic, sino que sacó otro minuto a su compatriota.
En una edición retrasada a septiembre por la pandemia del covid-19 y celebrada con numerosas restricciones, el otro gran vencedor de la prueba fue… el propio Tour. “Llegar a París ya es una victoria”, se felicitó aliviado el director, Christian Prudhomme.