¿Y ahora?
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No hay excusas. No hay reclamos de que el árbitro nos anuló dos goles, no se puede decir que el calor afectó más de la cuenta. Tampoco que la prensa es negativa y no valora al equipo nacional. Se acabaron las excusas. La nueva y deprimente actuación del equipo nacional ayer contra Trinidad y Tobago, simple y sencillamente, es la realidad de nuestro fútbol. Terminó siendo hasta desesperante observar –especialmente en el primer tiempo– a un equipo sin ideas, sin fútbol, sin trabajo táctico y, lo más preocupante, sin alma. Mientras los trinitarios parecían aviones, nuestros jugadores simple y sencillamente no respondían a ningún estímulo futbolístico. Luego de que Trinidad y Tobago se cansó de atacar y anotar tres goles, el combinado nacional reaccionó hasta en el segundo tiempo, más por el empuje y orgullo de varios de sus jugadores como Carlos Ruiz, pero fue demasiado
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