La destrucción de estructuras palestinas por parte de las autoridades israelíes aumentó en la Cisjordania ocupada durante la pandemia de nuevo coronavirus, agravando la precariedad de la población, alertó Naciones Unidas.
Entre marzo y agosto de 2020, 389 estructuras de propiedad palestina fueron destruidas o confiscadas, 65 por mes, dijo el jueves la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios Disponible en inglés (OCHA), indicando que se trata del promedio mensual más alto en cuatro años.
En seis meses, “442 palestinos se quedaron sin hogar debido a la destrucción, lo que los expone más a los riesgos asociados a la pandemia”, dijo la OCHA en un comunicado.
“Solo en agosto, 205 personas fueron desplazadas, más que en cualquier mes desde enero de 2017”, dijo la fuente.
Las estructuras mencionadas incluyen viviendas, pero también instalaciones sanitarias y construcciones en el sector agrícola.
Las autoridades israelíes dijeron a la AFP que estaban “llevando a cabo operaciones contra las actividades ilegales de planificación y construcción por la obligación de mantener el orden público”.
Estas operaciones se llevan a cabo de conformidad con la ley, según la Oficina de Coordinación de las Actividades del Gobierno de Israel en los Territorios Palestinos (Cogat).
Según al OCHA, los permisos para construir exigidos por Israel son “casi imposibles de obtener para los palestinos”.
“La destrucción de bienes en territorio ocupado está prohibida por el derecho internacional humanitario, a menos que sea absolutamente necesaria para las operaciones militares”, dijo Jamie McGoldrick, coordinador humanitario para los Territorios Palestinos.
Cisjordania está ocupada por el ejército israelí desde 1967.
“La pandemia mundial aumentó las necesidades y la fragilidad de los palestinos” y estas “demoliciones ilegales exacerban esta fragilidad y deben cesar de inmediato”, dijo Goldrick en un vídeo publicado en el sitio web de OCHA.
Según el último balance del ministerio de Salud palestino, se han registrado oficialmente en Cisjordania más de 27.600 personas infectadas con el virus, de las que 193 murieron.