Publicidad
El 2020 ha sido un año extremadamente desafiante para los inversionistas, caracterizado por altos niveles de volatilidad e incertidumbre. Muchos inversionistas fueron sorprendidos en dos ocasiones. Primero, las Bolsas de valores se vieron afectadas por la repentina parálisis económica causada por la pandemia de COVID-19. Segundo, pocos esperaban un estímulo monetario y fiscal sin precedentes que causaría un repunte tan fuerte, particularmente en las acciones de tecnología de gran capitalización en EE. UU. Ahora, los inversionistas se enfrentan a un dilema de altas valoraciones en la renta variable y rendimientos bajos en las carteras tradicionales de renta fija. Además, todavía hay incertidumbres económicas y políticas en todo el mundo, y probablemente los mercados de valores seguirán muy volátiles. Por lo tanto, es oportuno revisar la asignación de activos para incluir nuevas alternativas. Una de las áreas más atractivas es la financiación de litigios (“Litigation Finance”), donde un tercero proporciona recursos
Publicidad
Publicidad