Estuvo exiliado dos veces y recientemente regresó a su país para continuar con el activismo. ¿Qué puede enseñar a los jóvenes de su experiencia?
– Mi presencia en la Universidad Francisco Marroquín es para profundizar el concepto de la lucha no violenta desde el ámbito internacional. Parto de la premisa de que las luchas no violentas contra los regímenes autoritarios no funcionan sin el acompañamiento de la comunidad internacional.
¿Qué necesitan de la comunidad internacional los movimientos sociales de denuncia?
– Las organizaciones internacionales están muy preparadas para responder a los genocidios de gran escala y las dictaduras militares, porque durante el siglo pasado se desarrollaron normativas para evitar este tipo de regímenes. Pero han surgido dictaduras 2.0 que no son obvias porque no están presididas por un jefe militar, pero utilizan las reglas de las democracias para instaurar su dominio. La comunidad internacional tiene que replantear cómo reaccionan ante estas dictaduras. En Nicaragua, Daniel Ortega ha cometido muchos abusos contra la población, pero la comunidad internacional no responde con la contundencia que debería y no se han hecho las sanciones necesarias contra Ortega, su familia y sus allegados.
¿Qué pueden hacer los jóvenes para cambiar esta situación?
– En Nicaragua se logró un levantamiento ciudadano extraordinario, cuando la juventud nicaragüense mostró su indignación acumulada y salió masivamente a las calles. La lección aprendida que tratamos de comunicar a la comunidad universitaria guatemalteca es que la juventud sigue siendo la principal fuerza de cambio social en América Latina y en Centroamérica y que sin una plena participación y un liderazgo de la juventud, Centroamérica tiene poca esperanza.
Usted migró a EE. UU. cuando era un niño. ¿Qué opina de las caravanas migrantes actuales?
– Las veo con mucha tristeza porque lamentablemente mi historia es muy común. En 1987, la prensa no conocía el fenómeno de los niños migrantes no acompañados como fue mi caso. Yo tenía 12 años cuando viajé. La migración en Centroamérica casi siempre es el resultado de la violencia y de la falta de oportunidades. En mi caso fue resultado del Frente Sandinista que persiguió a mi familia.
¿Cómo continúa la situación para la prensa en Nicaragua?
– El país continúa bajo una censura a los medios. Periodistas han sido asesinados y obligados a salir al exilio. El medio 100porciento noticias, y el consorcio de medios de El Confidencial y El Nuevo Diario fueron obligados a cerrar sus oficinas a la fuerza. Mientras que La Prensa funciona a un tercio de sus capacidades. Nicaragua está bajo un apagón mediático.