
La Biósfera Maya es una de las zonas en Centroamérica en donde más se evidencian los daños que ocasiona el narcotráfico, según estudios realizados por las universidades Estatales de Texas y de Oregón, y las Fundaciones Prisma y Neotropica.
Esta investigación fue presentada la semana pasada durante la Conferencia del Cambio Climático realizada en Costa Rica. Los tres estudios revelan que la tala anómala de árboles en la selva petenera, Península Osa y noreste de Honduras representa una pérdida de US$214.6 millones (Q1,609.5 millones) en recursos naturales y culturales en la región.
LAS CAUSAS
Estas pérdidas están ligadas al narcotráfico, porque estos grupos criminales han transformado el paisaje de Petén en los lugares perfectos para sus operaciones y el lavado de sus activos.
El portavoz del Ejército, Óscar Pérez, indicó que sí tienen conocimiento de la presencia del narcotráfico en el área de la selva petenera. Para controlar las actividades de estos grupos criminales en la zona, el Ejército cuenta con la Brigada Especial de Selva, la cual patrulla y destruye las pistas de aterrizaje clandestinas, hasta hoy se han ubicado siete.
Para evitar la deforestación anómala, el Ejército es parte del Centro de Operaciones Interinstitucionales junto al Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap) y a la División de Protección a la Naturaleza de la Policía Nacional Civil (Diprona). Según el portavoz, este grupo de instituciones se encarga de identificar a deforestadores y patrullar las zonas para prevenir la tala de árboles.
¿Por qué se adentran a la selva petenera y otros puntos del corredor biológico de Centroamérica? Es porque el crimen organizado transnacional busca áreas forestales remotas para eludir la aplicación de la ley, señalan las investigaciones.
PROPONEN SOLUCIONES
“Nuestros hallazgos sugieren que la mejor manera de abordar la deforestación, la violencia y la inseguridad alimentadas por las drogas en la región es invertir en la gestión comunitaria de la tierra, para reconocer los derechos comunitarios sobre la tierra. Pero tenemos que movernos rápidamente”, indicó la coautora de la investigación y profesora de la Universidad Estatal de Texas, Jennifer A. Devine.