Óscar Soriano espera con un pan en la mano, que se lleva a la boca a cada poco, mientras la Policía Nacional Civil (PNC) identifica uno por uno a más de 60 migrantes que están en la fila de espera. Estos hondureños se encuentran a muy poca distancia de llegar a la fronteriza Ciudad Tecún Umán, entre Guatemala y México.

Ahora los agentes de las fuerzas de seguridad cambiaron su arma por una libreta. Toman nota de cuántos de ellos intentan terminar de atravesar nuestro país, en su camino rumbo a territorio mexicano y, por último, los Estados Unidos de América. Para identificarlos hay puestos carreteros de control y registro como el de Palín, Escuintla.

“¿Un panito?”, le pregunta –se escucha en el vídeo– el periodista a Soriano quien responde: “La gente en Guatemala es muy buena, en ese aspecto no hemos sufrido”. Añade que los guatemaltecos han sido solidarios con ellos, porque les proporcionan comida, pura y ropa. Óscar es el penúltimo de la fila de chequeo; antes hay 14 mujeres, 27 hombres y 25 niños. Para atrás solo un varón más.

Este grupo de personas espera reunirse con otros 800 hondureños albergados en el parque central de Ayutla, se informó. Las señoras y los menores de edad dicen que salieron de su natal Honduras porque no hay trabajo y tampoco ven maneras de combatir el hambre y la pobreza, ya que no existen oportunidades.

Cientos más

Cientos de migrantes que integran la caravana se enfilan a pie, en buses extraurbanos, tráileres, camiones y carros hacia la frontera este de Guatemala para cruzar hacia México.