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La muerte de Efraín Ríos Montt deja en suspenso el juicio especial que enfrentaba por el genocidio de miles de indígenas durante el período que ejerció como jefe de Estado, entre 1982 y 1983. Aunque murió en la impunidad, porque la Corte de Constitucionalidad (CC) anuló el 20 de mayo de 2013 una sentencia de 80 años de prisión por genocidio dictada 10 días antes, el general retirado seguía procesado por el mismo delito. No obstante, siguió un juicio especial tras un diagnóstico de demencia senil y otros padecimientos médicos. En el primer juicio, un tribunal lo responsabilizó de la matanza de 1,771 indígenas mayas ixiles en el departamento de Quiché durante su gobierno de facto. A las audiencias de ese juicio, un tanto robusto, de estatura baja (menos de 1,70 metros), Ríos Montt, siempre se presentó con traje formal oscuro, bigote bien recortado y gel en su cabello cano.
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