La historia de la guatemalteca que pidió refugio en una iglesia para no ser deportada
Los arrestos aumentaron un 40 por ciento tras la llegada de Donald Trump a la Presidencia.
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Amanda Morales despide a sus hijos que se van a la escuela desde la entrada de una iglesia gótica, sin animarse a salir a la calle por temor a lo que pueda pasar si abandona el templo en el que se refugió hace dos meses. Morales ocupa desde agosto dos pequeñas salas de la Iglesia Episcopal Holyrood en el Alto Manhattan, en la que se refugió luego de que el servicio de inmigración dispusiera su deportación a Guatemala. Afirma que no puede regresar a su país de origen y que no quiere dejar a sus tres hijos, todos nacidos en Estados Unidos, por lo que optó por buscar ayuda en un templo religioso. “Con tanto encierro, siento que me voy a volver loca”, expresó la mujer mientras sus dos hijas mayores se dirigían a la escuela acompañados por una voluntaria y ella se quedaba en la iglesia con su hijo
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