Arzú y su “Oficinita” inspiraron la CICIG
Por: Jose Rubén Zamora
Publicidad
Por: Jose Rubén Zamora
Desde tiempos ancestrales, la corrupción y la impunidad han sido la constante en Guatemala. La era democrática no ha sido la excepción. Gobierno que salía, se reservaba la Contraloría de Cuentas –generalmente el Director Técnico del Presupuesto pasaba a Contralor de Cuentas, y ni modo que se iba a contar las costillas a sí mismo– el Ministerio Público y la mayoría de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, todo, para evitar riesgos de persecución penal una vez en la llanura. De esa manera, la corrupción y los actos criminales del gobierno que entregaba el poder quedaban blindados con un grueso manto de impunidad. Arzú, siendo presidente, dio un salto cualitativo: instaló un Ministerio Público paralelo, con más peso y poder que el propio Ministerio Público, para desviar investigaciones criminales y evitar que los autores intelectuales y materiales de terrorismo de Estado, corrupción, abusos y excesos de poder, tráfico
Publicidad
Publicidad