Señalan falencias en cuidados para enfermos terminales
La falta de acceso a medicamentos y la centralización de unidades de cuidados paliativos son los mayores retos que enfrentan las instituciones de salud.
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La falta de acceso a medicamentos y la centralización de unidades de cuidados paliativos son los mayores retos que enfrentan las instituciones de salud.
En la presentación del informe “Castigar al paciente: Garantizar el acceso al tratamiento del dolor en Guatemala” –realizado por el director de salud de Human Rights Watch, Diederik Lohman–, fueron subrayadas las principales falencias en la atención a pacientes con enfermedades terminales, fundamentalmente en las medidas paliativas.
Durante la presentación Lohman aseguró que el problema más grave para los pacientes guatemaltecos que padecen enfermedades en etapa terminal, es la poca accesibilidad a los medicamentos opioides (para aliviar el dolor), como la morfina.
“La morfina, al ser un fármaco hecho a base de amapola, debe contener restricciones para su adquisición, pero en Guatemala son exageradas, complican demasiado que los pacientes tengan acceso a ellos y muchas veces mueren sin poder aliviar su dolor”, señaló Lohman.
El segundo aspecto señalado en el documento es la centralización de las unidades de cuidados paliativos y la insuficiencia de las mismas, ya que solo hay cuatro: una en el Instituto de Cancerología (Incan), Hospital Roosevelt, Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) y en la Unidad Nacional de Oncología Pediátrica (UNOP).
Las cuatro unidades están en la capital, mientras que el 80 por ciento de la población vive fuera de ella, lo cual complica el acceso a la mayoría de los pacientes, señala el informe.
Según los datos del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS), se estima que cada año cerca de 28 mil 500 personas sufren enfermedades crónicas avanzadas –como cáncer, afecciones cardíacas, pulmonares o renales y VIH/sida–, y en la etapa final del padecimiento necesitan los medicamentos opioides para aliviar el dolor.
Según Víctor Samayoa, jefe del departamento de medicina paliativa del Incan, los pacientes pueden ser tratados con medicamentos de bajo costo, como morfina, pero para adquirir una ampolla de esos fármacos los pacientes deben de recibir una receta, la que debe autorizar el MSPAS y posteriormente comprarlo.
Además, Lohman aseguró que, con estas enfermedades, los pacientes pueden sentir el mismo dolor que sufren las víctimas de tortura, por lo cual no tiene sentido que los médicos retrasen la expansión de la enfermedad si no se adoptan medidas para mejorar su calidad de vida.
“A pesar de que existe una iniciativa de ley para mejorar las regulaciones y restricciones de acceso a la morfina y medicamentos similares, no existen avances reales en este aspecto”, dijo Samayoa.
Poco presupuesto para mejoras
La implementación de unidades para cuidados paliativos no representaría un gran uso del presupuesto, puesto que se necesita solamente la capacitación del personal, un espacio dentro de los hospitales y una camilla, no obstante, significarían grandes avances para el tratamiento de los enfermos terminales, señalaron autoridades del Incan.
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