https://elperiodico.com.gt/wp-content/uploads/2017/05/BSF2.mp4 Para Blanca Aída Stalling Dávila, la magistrada de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) encausada penalmente por el delito de tráfico de influencias hacia un juez de sentencia, la fecha del 10 de mayo es sagrada. Por lo tanto, este día salió del sector femenino de la cárcel del Mariscal Zavala hacia el de hombres donde, se tiene entendido, recibiría el consabido abrazo de su hijo Otto Fernando Molina Stalling, preso por ser implicado en el caso penal IGSS-Pisa. Vistiendo ropa ligera –y de manera evidente como si fuera fin de semana–, la suspendida vocal séptima de la CSJ fue grabada dentro de un vehículo estacionado, por alguien quien a la distancia previamente la divisó e identificó. Caminaba por demás tranquila, en amena conversación con una guardia uniformada del Sistema Penitenciario (SP) que, además, la ayudaba cargando en la mano derecha una bolsa plástica. Ella llevaba otra en la