El alto al fuego no trajo consigo la paz al país. Tras 20 años de haber finalizado el conflicto armado interno en Guatemala, la principal deuda de esta nación es no haber construido una sociedad libre de violencia e impunidad. Esa fue la conclusión a la que llegaron ayer activistas de derechos humanos y actores de primera línea durante las negociaciones de los Acuerdos de Paz firmados el 29 de diciembre de 1996 por el Estado y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG). Luego de la firma de los Acuerdos se inició la reducción del Ejército y la desintegración de los grupos guerrilleros, además de la conformación de nuevas instituciones como la Policía Nacional Civil (PNC); pero existe una segunda etapa que aún está inconclusa: la construcción de la paz por medio de garantizar la seguridad y el desarrollo integral de la población, indicó Frank La Rue, subsecretario general de