La ola de turbulencia política que derribó al presidente de Guatemala echa una sombra sobre la elección el domingo de un nuevo mandatario, en unos comicios que muchos temen podrían poner fin a la campaña contra la corrupción que llevó a Otto Pérez Molina a la cárcel. Decenas de miles de manifestantes que exigieron la destitución de Pérez Molina vieron sus deseos cumplidos en parte cuando éste renunció para responder a cargos de corrupción como presunto cabecilla de una defraudación masiva de la Aduana. El fin de semana se encontraba encerrado en una prisión militar. Pero no se cumplió otro reclamo tan importante como el primero: el aplazamiento de unas elecciones que muchos consideran ofrecen escasas alternativas a lo malo que ya se conoce. Foto Elías Rodríguez “La gente rechaza este sistema político, la captura de la democracia por la mafia. Siente que ir a votar es ir a elegir