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El presidente estadounidense, Joe Biden, emprendió ayer el primer viaje a Asia de su mandato, con el objetivo de contrarrestar el auge de China y bajo la amenaza de una posible prueba nuclear o balística de Corea del Norte durante su visita a la región.
Al llegar al poder en enero de 2021, Biden apuntó a Asia como prioridad principal de su política exterior, pero una serie de factores, incluida la invasión rusa en Ucrania, le han forzado a mantener su atención en Europa, continente que ha visitado tres veces desde su investidura.
El cuarto viaje de su Presidencia le llevará por fin a Corea del Sur, donde aterrizará hoy para una estancia de tres días, y a Japón, donde permanecerá hasta el 24 de mayo.
«Las alianzas de Estados Unidos en Europa y Asia nos mantendrán fuertes y seguros, y creo que también al mundo», dijo Biden poco antes de despegar, durante una comparecencia en la Casa Blanca junto al presidente de Finlandia, Sauli Niinistö, y la primera ministra sueca, Magdalena Andersson.
El viaje se enmarca en un aumento de tensiones con Corea del Norte, y la Casa Blanca ha advertido de que hay una «posibilidad auténtica» de que Corea del Norte lance un misil de largo alcance o haga su primera prueba nuclear en cinco años durante la visita de Biden a la zona.
«Estamos preparados para esa posibilidad, nos hemos coordinado con Corea del Sur y con Japón y sabemos lo que haríamos para responder», dijo el asesor de seguridad nacional de Biden, Jake Sullivan, en declaraciones a la prensa a bordo del avión presidencial rumbo a Seúl.
Estados Unidos ha comunicado incluso a China que esa «provocación» norcoreana haría que Estados Unidos «ajustara la forma en la que sus militares están posicionados en la región» para «defender a sus aliados», añadió Sullivan.
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