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En Japón, cada establecimiento escolar tiene su código, pero los estrictos reglamentos de algunos de ellos, que imponen todo de la cabeza a los pies, son objeto de crecientes críticas e incluso de demandas judiciales. Toshiyuki Kusumoto, un padre de dos niños de la ciudad de Oita (suroeste) acudió a un tribunal para proteger a su hijo menor de unas normativas escolares que calificó de «irracionales». Las reglas se refieren, sobre todo, a la longitud del pelo, la prohibición de las colas de caballo, las trenzas y los calcetines bajos, e imponen la obligación de que los cordones de los…
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