Como ella, millones de mujeres enfrentan a diario miradas condescendientes, incluso despectivas. Además sufren discriminación económica: solo las mujeres casadas pueden beneficiarse de las ayudas sociales ligadas a la maternidad. Al quedarse embarazada, Li Meng decidió tener el hijo, a pesar del abandono del padre y la vida precaria que le esperaba. Como no está casada, ni siquiera pudo tener baja por maternidad. La única opción posible fue dejar su trabajo en el sector inmobiliario para ocuparse de su bebé. «Mucha gente me quiso disuadir (de dar a luz). Mi madre me dijo que estaba loca», recuerda Li Meng, que…