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Valentina Katkova, de 77 años, no sabe qué le da más ganas de llorar: si los problemas de salud propios de su edad avanzada o el hecho de vivir ‘enterrada’ en el metro de Kiev para escapar de las bombas rusas. Como ella, otras 200 personas han encontrado refugio en la estación de metro Syrets, al noroeste de la capital ucraniana. La mayoría duermen sobre mantas o en colchones colocados sobre el suelo, en el andén o en los pasillos de la estación. Pero Katkova, vestida con un abrigo color lila y un gorro tejido a mano, y otras personas…
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