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Silvia Muñoz perdió su trabajo de empleada doméstica en Lima; Yolanda Chambi debió cerrar su venta de trajes tradicionales en el lago Titicaca: la pandemia agravó la desigualdad de género laboral en Perú y en el resto de América Latina, donde más de cuatro millones de mujeres aún no recuperan el empleo. La pandemia obligó a muchas mujeres a quedarse en casa para cuidar a sus hijos cuando cerraron guarderías y escuelas, o a cuidar familiares enfermos. Algunas que pudieron volver al trabajo se encontraron con menores salarios y otras se vieron obligadas a engrosar las filas del comercio informal, muy extendido en la región y especialmente en Perú, el país con la mayor mortalidad del mundo por covid. Tras la llegada de la pandemia en marzo de 2020 «ya no hubo trabajo, ya no hubo nada», relata con resignación Muñoz, de 65 años, en su modesto hogar en Villa
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