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La evaluación de la estrategia de Putin divide a los observadores entre quienes ven la invasión masiva como un escenario creíble y los que estiman que el Kremlin busca mantener cierto statu quo, al menos por el momento.
Diferentes escenarios que Rusia podría proyectar en Ucrania:
– Invasión masiva –
Washington y Londres advierten desde hace semanas de la existencia de indicios claros de que Putin se apresta a ordenar la invasión de Ucrania, incluyendo la ocupación de su capital, Kiev.
Para numerosos expertos, la decisión de Putin no puede tener como único objetivo apoyar al reconocimiento de las regiones de Donetsk y Lugansk, que ya están bajo control de los separatistas prorrusos.
«Se trata de un primer paso en lo que, sin lugar a dudas, será un operativo militar a gran escala para imponer un cambio de régimen», asegura Michael Kofman, director-especialista sobre Rusia, en el Centro de Análisis Naval estadounidense.
– Incursión hacia el sur –
Aunque Rusia considere demasiado arriesgado política y militarmente intentar la toma de Kiev, siempre puede optar por una incursión más limitada en territorio ucraniano.
Las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk (DNR y LNR) no controlan en su conjunto las regiones administrativas así denominadas, pero reivindican jurisdicción sobre estas. Moscú podría desplegar sus tropas con el objetivo de expulsar al Gobierno ucraniano de la totalidad de dichas regiones, dado que el Kremlin no ha precisado qué fronteras geográficas reconoce para estas provincias separatistas.
Rusia podría caer en la tentación de empujar sus peones hacia el sur, hacia la ciudad de Mariúpol, con la finalidad de establecer una conexión territorial con la península de Crimea, en el Mar Negro, anexada por Moscú en 2014, pero solo conectada con Rusia por un puente.
– Nuevo statu quo–
Los medios oficiales rusos presentan al reconocimiento de ambas regiones ucranianas como una victoria de Moscú.
Pero ciertos expertos estiman que Putin irá difícilmente más lejos, debido a que Rusia se vería sumamente afectada por nuevas sanciones, como la que Alemania acaba de adoptar, al dejar en suspenso el proyecto del gasoducto «Nord-Stream 2», clave para Berlín al igual que para Moscú. «Rusia-Ucrania: no es una guerra mayor. De hecho, por el momento se trata de una estabilización de la línea del frente», dijo Dmitri Trenin, director del Centro Carnegie en la capital rusa.
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