Las reformas sociales no han supuesto, sin embargo, el fin de la represión contra la oposición y el militantismo de la sociedad civil, con un régimen especialmente hostil al debate público.
Las oenegés internacionales han elogiado estas reformas, pero siguen denunciando la represión brutal contra las voces críticas, como la encarcelación de las activistas feministas o el asesinato del periodista Jamal Khashoggi.
Y pese a las reformas, persiste el radicalismo en la sociedad.
Para Kristin Diwan, del centro Arab Gulf States Institute en Washington, los cambios tendrían que hacerse en el sistema educativo, asociados al wahabismo.
“Reformar todo el sistema educativo –programas, docentes, instituciones– es una tarea colosal, como crear de nuevo la sociedad”, explica.
Actualmente, las autoridades revisan los libros escolares que denigran a los no musulmanes y el ministerio de Educación anunció que trabaja en un nuevo programa que promueve “los valores de libertad de pensamiento y tolerancia”.
En 2018, el príncipe Mohamed declaró que quería suprimir todos los elementos “extremistas” del sistema educativo.
“No hay duda de que la intención está, pero la puesta en marcha llevará tiempo”, constata Kristin Diwan.