En la jornada de hoy, en el juicio contra Joaquín el Chapo Guzmán, su abogado defensor Jeffrey Lichtman calificó de “degenerados” y “mentirosos” a los exsocios o rivales del capo que cooperan con el gobierno.
Lichtman mencionó a algunos exsocios de Guzmán que testificarán en su contra en la corte, entre ellos Miguel Angel Martínez, exmano derecha del Chapo, a quien según Lichtman “se le cayó la nariz” de consumir tanta cocaína.
También se mencionó a César Gastelum Serrano, un narco colombiano que dijo sobornó a candidatos presidenciales en Guatemala y a un expresidente de Honduras que no identificó.
“¡El presidente de Honduras fue coimeado por un testigo que coopera con Estados Unidos!”, afirmó Lichtman, quien asegura que Gastelum mató a un fiscal hondureño y estuvo involucrado en un plan para matar a un expresidente.
Primer testigo
El Chapo Guzmán era uno de los mayores jefes del cartel de Sinaloa, aseguró el miércoles en su juicio en Nueva York un testigo clave del gobierno que fue aliado del capo mexicano, al revelar secretos del lucrativo tráfico de cocaína desde Colombia a Estados Unidos.
Jesús “Rey” Zambada, de 57 años, dijo que el Chapo era “el principal” líder del cartel de Sinaloa junto a su hermano Ismael “Mayo” Zambada, co-fundador de esa organización criminal, que está prófugo y a quien la defensa del Chapo señala como el verdadero jefe.
Contador y empleado por el cartel durante dos décadas hasta su arresto en 2008, el Rey está en custodia de Estados Unidos.
Durante varias horas, relató al jurado el sofisticado funcionamiento del cartel de Sinaloa, incluidas sus “inversiones de capital” en Colombia, que hacían en pequeños grupos y a medias con los colombianos.
El Chapo y sus socios llenaron el vacío que dejó la aprobación final de la extradición en Colombia en 1997. Fue entonces que los narcos colombianos comenzaron a tercerizar su negocio para llegar a Estados Unidos.
“El principal al lado” del Mayo Zambada “era el Chapo”, dijo el Rey al jurado.
“Miles de millones” en ganancias
El Rey relató que recibían la droga en lanchas rápidas, barcos pesqueros, aviones o incluso contenedores comerciales, y enviaban luego “el 100%” a Estados Unidos.
De las bodegas donde Zambada recibía y almacenaba la droga en Ciudad de México salían unas 80 a 100 toneladas anuales de cocaína a Estados Unidos.
Esos envíos generaban “miles de millones de dólares” que los narcos colombianos y mexicanos se repartían a medias, dijo Zambada.
El Chapo, vestido de traje oscuro y corbata, lo escuchó atento y a veces tomaba notas que pasaba a uno de sus abogados. Otras veces, fijaba la mirada en su joven esposa Emma Coronel, de 29 años, sentada en la sala.
Extraditado a Estados Unidos hace 22 meses, el Chapo es acusado de enviar más de 155 toneladas de cocaína a Estados Unidos a lo largo de 25 años. Si es hallado culpable, podría ser condenado a cadena perpetua.
Control del aeropuerto
El Rey contó que fue durante años el líder del cartel de Sinaloa en Ciudad de México y que controlaba su aeropuerto y “a las autoridades” para otorgar protección a los narcos y su contrabando.
Su trabajo inicial fue establecer un sistema contable de las ventas en Estados Unidos, pero luego pasó a contar la droga que llegaba a tres depósitos de la capital mexicana e iniciar su transporte a la frontera con Estados Unidos, en general en camiones de transporte de gas.
El precio de la droga iba subiendo al acercarse al norte, afirmó. En Colombia, un kilo de cocaína costaba unos 3.000 dólares, en México de 10.000 a 13.000, en California 20.000, en Chicago más de 25.000 y en Nueva York hasta 35.000, sostuvo.
Por una inversión de 45 millones de dólares entre cinco narcos, restando los costos operativos del envío, las ganancias aproximadas eran de 195 millones en Los Angeles, 240 millones en Chicago y 390 millones en Nueva York, calculó Zambada, que también invirtió personalmente en el negocio, comprando hasta tres toneladas.
Contó que una vez el Chapo invirtió “una proporción pequeña” en una de sus importaciones de droga colombiana, y que su hermano y el Chapo solían invertir juntos en embarques de unas seis toneladas y se repartían a medias las ganancias.
Un narco colombiano, Juan Carlos “Chupeta” Ramírez, utilizaba barcos pesqueros para traer hasta 30 toneladas de cocaína desde Colombia a México, a pedido del Chapo y los otros grandes líderes del cartel: el Mayo, Amado Carrillo Fuentes y Juan José “Azul” Esparragoza.
Pero una vez, en 1994, “la tripulación se imaginó que los iban a interceptar y hundieron el barco”, contó. El Mayo contrató entonces a buzos de aguas profundas y logró recuperar todo el contrabando.
La fiscalía mostró al jurado un organigrama de la jerarquía del cartel de Sinaloa con el Chapo, el Mayo, el Azul y Carrillo Fuentes a la cabeza, así como esquemas de los precios, mapas y fotos de los capos. El testimonio del Rey Zambada continuará el jueves.
Túneles y testigos “mentirosos”
El primer testigo del gobierno fue el miércoles Carlos Salazar, un agente de aduanas retirado que descubrió en mayo de 1990 un túnel atribuido al Chapo para trasladar drogas entre Agua Prieta, en México, y Douglas, en Arizona, donde el gobierno estadounidense incautó más de 929 kilos de cocaína.
Le siguió el testimonio de un químico forense retirado que trabajó para la DEA, que certificó la pureza de esa cocaína en 99%.