El distintivo sonido de las flautas de barro y las ocarinas que imitan el ruido de los pájaros, acompañadas de tambores tocados por los niños que participan en la obra, marcan el inicio de la representación, que está compuesta de cuatro actos, de los cuales dos se desarrollan frente a una fortaleza y el resto dentro de ella.
La historia cuenta la resistencia del príncipe Rabinal Achí ante la intención de la Federación K’iche’, una comunidad indígena que intentaba expandir su dominio sobre el pueblo de Rabinaleb.
Parte fundamental de la riqueza de este drama se encuentra en que los diálogos son interpretados en idioma k’iche’ antiguo, el cual se encuentra en «peligro de desaparecer», y compartirlo con las nuevas generaciones es un acto de «resistencia», de acuerdo con Coloch.
Además, uno de los bailes que se practica durante la festividad es protagonizado por un actor disfrazado de serpiente que da muerte a un santo católico, en representación de la oposición que el pueblo maya achí realizó a las imposiciones religiosas durante la colonia española, de acuerdo con los actores locales.