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El disfrute y la comunión deberían ser las palabras que mejor definan la acción de pasear a tu perro.
Pero, a veces, salir a la calle con tu mascota puede tornarse casi una pesadilla. Sucede cuando el animal tira de su correa, salta sobre los transeúntes o intenta pelearse con los canes con los que se cruza.
Te contamos las medidas que debes poner en práctica para evitar estos inconvenientes y poder deambular tranquilo con tu amigo de cuatro patas.
Que tu perro no se comporte de forma debida a la hora de salir a pasear no es su culpa. Tú eres el responsable de su socialización y de marcarle pautas de comportamiento. En el momento del paseo, a tu mascota debe quedarle claro que también vas a ser tú el que ponga las reglas.
Recuerda que esta actividad es algo que tu can necesita no solo para hacer sus necesidades, sino también para ejercitarse y poder relacionarse con su entorno, más allá de los límites de tu casa.
Entonces, con mucha paciencia y con normas coherentes y concretas, seguramente podrán los dos gozar de una salida desestresante, amena y divertida.
Muchos perros se ponen ansiosos cuando saben que se acerca el momento de salir a pasear. Por eso, ponle la correa solo cuando esté calmado.
Procura que la calma siga antes de atravesar la puerta de salida. Detente si vuelve a impacientarse. Y sal tú antes que él. Debe quedar bien claro que tú guiarás el camino y no él.
Ya en la calle, si pretende correr desaforadamente llevándote casi a la rastra y dando tirones a la correa, debes interrumpir la marcha hasta que se calme.
Lo mismo debes hacer si se pone molesto con otros canes o con personas que transitan por la calle.
También debes prestar mucha atención para que no tome contacto con sustancias peligrosas o con animales agresivos que puedan desencadenar una pelea.
Si el ámbito se presta, lo ideal es que alternes la caminata con momentos de juego con tu mascota.
Y, como el entrenamiento debe ser algo cotidiano, aprovecha la ocasión para reforzar lo aprendido o enseñarle órdenes nuevas.
Otra opción es que utilices este tiempo para ejercitarte tú también y, además de caminar, elijas correr o realizar alguna rutina de ejercicios en compañía de tu can.
El paseo le permite a tu mascota no solo quemar energía y relajarse, sino desplegar a sus anchas sus instintos de perro:
Así que dale tiempo para que también desarrolle estos “momentos perrunos” durante las salidas.
En la medida de tus posibilidades, saca a pasear a tu mascota un mínimo de tres veces al día.
Ten presente que un paseo extenso antes de que te vayas a trabajar puede ser sinónimo de un perro relajado, que no se aburrirá ni romperá las cosas de las casa cuando se quede solo.
Lo más probable es que duerma durante buena parte del tiempo en que estén ausentes tú o el resto de la familia.
De esta forma podrás controlar mejor situaciones imprevistas como enfrentamientos con otros perros, o que intente abalanzarse sobre algún peatón.
Debes lograr que tu mascota comprenda que estás dominando la situación para que así no decida tomar el mando él.
Para resaltar su buen comportamiento durante el paseo agasájalo con caricias, halagos o alguna golosina.
Tanto en verano como en invierno debemos evitar salir en esas horas en las que el clima es menos favorable.
Eso se puede aplicar tanto a comidas como a paseos. Así podrás sincronizar las salidas con el momento de hacer sus necesidades. Recuerda, entonces, llevar los elementos necesarios para poder desechar sus excrementos.
Con paciencia y dedicación, seguramente lograrás disfrutar de los momentos dedicados a pasear a tu perro y, a su vez, contribuirás a que ambos, tanto dueño como mascota, se mantengan en buena forma, tanto física como espiritual.
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