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Los océanos comenzarán a emitir a mediados del próximo siglo gases clorofluorocarbonos que agotan la capa de ozono o CFC, que fueron absorbidos de la atmósfera y secuestrados en las profundidades. Los CFC marinos se han utilizado durante mucho tiempo como trazadores para estudiar las corrientes oceánicas, pero se asumió que su impacto en las concentraciones atmosféricas era insignificante. Ahora, los investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) han descubierto que los flujos oceánicos de al menos un tipo de CFC, conocido como CFC-11, de hecho afectan las concentraciones atmosféricas. En un estudio que publican en la revista ‘Proceedings…
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