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La cafeína está absolutamente integrada en la vida de la mayoría de los adultos, principalmente a través del café. Su efecto estimulante, uno de los motivos que esgrimen sus mayores defensores, está fuera de toda duda, lo que ha hecho que esta bebida esté naturalizada en la sociedad. Pero en cantidades superiores a las recomendadas puede conllevar algunos daños. No obstante, el café no es la única fuente de cafeína existente. “La cafeína es una sustancia alcaloide y se encuentra en muchas especies de plantas”, especifica a Infosalus la especialista del Servicio de Nutrición y Endocrinología del Hospital Universitario Infanta Elena (Valdemoro), la doctora Teresa Montoya, que cita el té y el cacao además del café.
Es cierto que la cafeína tiene beneficios. “Estimula el sistema nervioso central y tiene un efecto diurético”, puntualiza la doctora Montoya. Además, la experta menciona que otros de sus efectos positivos, hallados en diversos estudios, se concretan en el sistema cognitivo: mejora la atención y la consolidación de la memoria verbal. Eso sí, “desde el punto nutricional no aporta valor añadido”, apunta la especialista en Nutrición y Endocrinología.
Pero los efectos positivos de la cafeína están ligados a una cantidad específica de consumo que no hay que rebasar. “La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) ha determinado que la ingesta moderada de cafeína en personas adultas sanas no es perjudicial para la salud”, explica la doctora Montoya.
La cantidad aceptable en personas adultas y no en niños ni adolescentes, se sitúa entre los 300 y los 400 miligramos de cafeína consumidos a lo largo del día. “Dos tazas de café”, resume la experta. “En dosis única la recomendación es no superar los 200 miligramos o 3 miligramos por kilogramo de peso”, continúa la experta.
La recomendación cambia en el caso de las embarazadas y las personas con problemas cardiovasculares o hipertensión arterial, a los que se aconseja limitar su consumo. En el caso de las primeras, “se recomienda reducir el consumo, estableciéndose el máximo recomendado en 200 miligramos a lo largo del día”, especifica la doctora Montoya.
Estas medidas se traducen de la siguiente manera. Según la experta, un café de 150 mililitros contiene entre 60 y 80 miligramos de cafeína y un té del mismo tamaño entre 40 y 50 miligramos. Por su parte, una bebida de cola de 330 mililitros incluye entre 30 y 40 miligramos de cafeína. Además, 50 gramos de chocolate negro o de chocolate con leche proporcionan entre 20 y 30 miligramos de cafeína y entre 10 y 15, respectivamente.
Cuando se supera la dosis recomendada, “tres tazas de café se considera cantidad moderada y seis tazas cantidad excesiva”, matiza la doctora Montoya, es cuando aparecen los perjuicios. “Insomnio, mareo, hipertensión arterial, deshidratación y dependencia”, cita la especialista en Nutrición y Endocrinología. Por otra parte, dejar de ingerir cafeína motiva padecer síndrome de abstinencia o ‘mono’. “Se caracteriza por fatiga y cefalea”, indica la doctora Montoya, pero “suele superarse en pocos días”.
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