El gasto en inversión pública es insuficiente y se ha destinado principalmente a los servicios de agua y saneamiento, y a carreteras, pero se requiere de un plan nacional de infraestructura para evitar la improvisación en la planificación de las obras para que tengan un impacto económico y social.

De acuerdo con la iniciativa Alerta Presupuesto del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN) el gasto en infraestructura tiene una tendencia a la baja y es la variable del presupuesto que ha servido de ajuste ante la reducción de ingresos como consecuencia de las crisis financieras.

El CIEN encontró que entre 2002 y 2016 en promedio la inversión en América Latina aumentó 1.1 por ciento con respecto al Producto Interno Bruto (PIB), mientras que en Guatemala la reducción fue de 1.7 por ciento.

Jorge Lavarreda, investigador del CIEN agregó que la mayor parte de la inversión se realiza en proyectos que requieren menos de Q900 mil de inversión y son ejecutados por las municipalidades y los Consejos Departamentales de Desarrollo (Codede).

Aunque se tiene algún avance en la planificación de las inversiones se tiene que trabajar en un plan nacional que sirva para orientar la inversión local y multianual para evitar que se disponga asignar presupuesto a obras que tendrán bajo impacto para los municipios, duplicidad de esfuerzos y la improvisación agregó.

Uno de los desafíos de la infraestructura es asegurar el acceso a la población y en algunos lugares todavía no existe cobertura y la calidad de las carreteras muestra problemas como el ocurrido esta semana en el kilómetro 15 ruta al Pacífico (Villa Nueva), comentó el experto.

Q7.1 millardos

es el presupuesto de inversión de las entidades de la administración central y han ejecutado Q1.2 millardos.