Desde el 2013, en el Congreso Internacional de Linfología, se determinó que el 6 de marzo sería el Día Internacional del Linfedema con el objetivo de dar a conocer esta enfermedad a la población en general y concienciar sobre la importancia de recibir los tratamientos adecuados y la prevención de la misma para evitar la discapacidad.
El linfedema es una acumulación de líquido en los tejidos, provocado por la obstrucción de los canales linfáticos, la cual causa un aumento de volumen que, en la mayoría de los casos, afecta a las piernas pero también puede producirse en los brazos, el tronco e incluso la cabeza, cara y cuello.
La importancia de esta enfermedad se debe a su repercusión en la calidad de vida de las personas que la padecen, en todas las esferas de la vida, tales como la psicosocial, la económica y laboral y en ocasiones supone un gran impacto para la autoestima personal.
El origen es diferente según se trate de un linfedema primario o secundario. El linfedema primario se da cuando una persona nace con pocos vasos linfáticos o pocos ganglios y su sistema linfático no funciona correctamente. Puede manifestarse en la infancia o estar latente y aparecer en cualquier momento de la vida. Nos referimos a un linfedema secundario cuando la disfunción en el sistema linfático aparece como consecuencia de otras causas, por ejemplo la extirpación de los ganglios linfáticos mediante cirugía, radioterapia, infecciones incluyendo a las parasitarias, enfermedades venosas o arteriales, traumatismo o la reducción de la movilidad del cuerpo y ello provoca una obstrucción, lesión o exceso de trabajo para el sistema linfático.
Qué es el sistema linfático
El sistema linfático se refiere a la red de tejidos y órganos distribuida por todo el cuerpo que se encarga de eliminar parte de los desechos del metabolismo celular y líquido que no se ha reabsorbido por el sistema venoso.
El linfedema es una enfermedad crónica y puede llegar a ser una enfermedad incapacitante grave. Afecta entre 140 y 250 millones de personas en todo el mundo y a pesar de esto, es una patología a la que no se le otorga la importancia que se merece, aunque actualmente exista un incremento de personas con linfedema secundario debido a los tratamientos del cáncer.
Los síntomas más frecuentes son: pesadez, sensación de piel tirante, menor flexibilidad de las articulaciones comprometidas, así como cambios en la sensibilidad y la temperatura y/o aumento del tamaño del miembro o área afectada.
En la mayoría de los casos, el linfedema puede ser reversible por lo que la terapia de rehabilitación irá encaminada a controlar el exceso de líquido en los tejidos, aliviar el dolor o recuperar la funcionalidad del cuerpo.