Beyoncé, la reina de la música cuyo arte ha cambiado la cultura una y otra vez y volvió a brillar en la ceremonia de los Grammy, se ha cimentado como una de las estrellas mas influyentes del mundo.
El domingo volvió a hacer historia al convertirse en la artista con más premios Grammy, 32 en total, superando al difunto director de orquesta húngaro Georg Solti, quien ostentaba el récord con 31 trofeos.
Hablando entre lágrimas, la artista que lucía un vestido plateado con guantes negros hasta los codos, agradeció a su familia, incluyendo a sus tres hijos y a su esposo Jay-Z.
“Estoy tratando de no ser muy emocional”, declaró al borde de las lágrimas al recibir el gramófono al Mejor álbum de música dance/electrónica.
Rindió homenaje a la comunidad queer, a la que atribuyó la invención del género musical que celebró en su disco Renaissance, una oda a los pioneros del funk, soul, rap, house y disco.
Pero para sorpresa de todos y la furia de las redes sociales, Beyoncé se quedó nuevamente sin el gramófono al mejor álbum, que quedó en manos del fenómeno británico del pop Harry Styles.
Seis años atrás, Beyoncé perdió ese mismo premio ante Adele.
Tampoco ha ganado el Disco del Año pese a tener el mayor número de nominaciones en la categoría, con ocho
Así que la paradoja de Beyoncé continúa: en la misma noche que se consolidó como la más grande de todos los tiempos, continuó siendo la nominada más desairada de la Academia de la Grabación.