Según los teóricos del drama, la comedia ridiculiza defectos o vicios de la conducta, pero los mejores exponentes del género, que son al mismo tiempo los observadores más agudos del teatro social, emprenden una tarea más riesgosa: vindicar defectos que la mayoría de la gente aborrece y exhibir, en cambio, los móviles ruines de algunas virtudes pregonadas con altavoces. Para trastocar los valores morales de su época sin padecer represalias, Molière combinaba el ánimo provocador con la prudencia estratégica, la pincelada sutil en el trazo de los personajes con la destreza artesanal para la intriga cómica de brocha gorda. Filósofo…