Comencemos de una forma anecdótica, a ver si es posible terminar de la misma manera. Hace poco más de veintiún siglos nació un niño en el Oriente Medio; si las cosas fueron como se han contado, debemos confiar en que dicho nacimiento ocurrió en medio de un viaje penoso y una noche de frío; el hecho es que desde el arribo de este niño al mundo las cosas han mostrado una orientación marcada y muy particular hacia los más desfavorecidos y menos visibles; por ese rumbo fue, según se cuenta, que los primeros en presenciar el evento fueron unos pastores muertos de frío quienes, al ser avisados por un ángel y/o una estrella, acudieron al establo desvencijado en donde había tenido lugar el alumbramiento. Desde entonces o, a lo mejor desde antes, aunque claramente desde aquel acontecimiento del año cero, la libertad comenzó a ser una noción difícil, polémica, confusa,