Como una advertencia preliminar, vale la pena advertir que el tono de esta nota es dubitativo, que su curso seguirá, de alguna forma, el movimiento de la oscilación, como si se tratara del compás de un péndulo. Creo, sin estar muy seguro además, que una de las formas más poéticas de evocar la noción de narrador puede ser recordar el relato de las Las Mil y Una Noches y a su narradora: Scheherezade, como se sabe, ella es quien narra la historia, quien cuenta el cuento o debe decirse: las historias, los cuentos… Pero además de contar lo que tiene que contar, Scheherezade tiene también como pretexto, como motivo principal, como el asunto que la mueve: “no morir”; ella narraba, a veces, a lo mejor argumentaba, en fin ella hablaba hasta el alba para no morir, para alejar el plazo de la muerte ella debía seguir hablando y hablando y