Ignacio López Tarso, la leyenda del cine mexicano
El actor que incursionó en el cine, la televisión y el teatro se consagró con su papel de ‘Macario’.
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El actor que incursionó en el cine, la televisión y el teatro se consagró con su papel de ‘Macario’.
“Querido Maestro, nos hizo creer que era inmortal”, dijo Alejandra Frausto Guerrero, secretaria de Cultura del Gobierno de México durante el homenaje que se le rindió al actor Ignacio López Tarso en el Palacio de Bellas Artes.
Y es que, a pesar de haber cumplido 98 años en enero, hasta hace algunas semanas, el histrión que falleció el sábado 11 de marzo, parecía estar bien, tenía proyectos teatrales con los que quería volver a las tablas, e incluso, decía que deseaba llegar a los 100 años, siempre y cuando se sintiera bien.
En la última entrevista que le hizo la periodista Mara Patricia Castañeda hace poco menos de un mes, el actor dio muestras de poseer una excelente memoria y relató algunos de los pasajes más significativos de su vida.
Ignacio López López nació el 15 de enero de 1925 en la Ciudad de México. Era hijo de Alfonso López Bermúdez e Ignacia López Herrera, y hermano de Alfonso y Marta. Por cuestiones del trabajo de su padre vivió su niñez en las ciudades de Veracruz, Hermosillo, Navojoa y Guadalajara. Recordaba en las entrevistas que de niño disfrutaba las clases de lectura, historia y geografía, no así las matemáticas.
Cursó la escuela secundaria en Valle de Bravo, en el Estado de México. Sin embargo, en su casa no había suficientes recursos para pagarle el bachillerato. Un sacerdote le recomendó ingresar al seminario para que así pudiera continuar con su educación. Ingresó en el Seminario Menor de Temascalcingo y luego al Seminario Conciliar de Tlalpan. Ahí, un sacerdote lo cuestionó acerca de su vocación, y a él no le quedó más que admitir que no la tenía.
Cuando tenía 20 años debió cumplir el servicio militar y estuvo en un cuartel de Querétaro. Llegó a tener el grado de Sargento, pero cuando un destacado militar le ofreció hacer carrera militar se dio cuenta que tampoco era lo suyo.
El viaje al norte y el accidente
Vendía ropa de mezclilla, pero tenía problemas económicos. Comenzó a relacionarse con un grupo de muchachos que eran sus vecinos, que viajaban a trabajar a Estados Unidos y que siempre presumían sus pantalones y sus sombreros tejanos. Ellos lo animaron a irse con ellos a trabajar como braceros en la cosecha de naranja en California.
Para bajar las frutas de los árboles, debía subir a la copa de los mismos y ahí manipular las tijeras y un recipiente. Un día, perdió el control y cayó sobre las cajas de naranjas. Al despertar estaba bajo los cuidados de una enfermera, que según confesó a Mara Patricia Castañeda “parecía un ángel”. Luego de un tiempo se decidió que debía ser operado porque se había roto tres vértebras.
Volvió a México en tren, con solo US$20 y acostado sobre una cama. El médico le indicó que debía permanecer un año acostado en una cama antes de ser sometido a una operación de ocho horas, y luego atravesar un proceso de terapias para volver a caminar. El tiempo que estuvo en reposo marcó su destino. Resulta que se aficionó a la música lírica, a la literatura y al cine.
Ya recuperado, supo que en el Palacio de Bellas Artes impartiría cursos de teatro el escritor y dramaturgo Xavier Villaurrutia, quien se había convertido en su autor favorito. Se fue a buscarlo para pedirle un autógrafo. Al llegar al lugar, el escritor se mostró molesto porque había interrumpido su clase y tiró el libro. Pero luego, le preguntó: “¿quién eres?” y el joven Ignacio le contó su historia.
El maestro lo invitó a quedarse en su clase como oyente. Y pronto le empezó a asignar tareas y a tratarlo como a uno más de sus alumnos. Conoció a Xavier Rojas, fundador del grupo Teatro Estudiantil Autónomo (TEA) y se integró a este conjunto que hacía presentaciones al aire libre.
Tras la muerte de Xavier Villaurrutia, ocurrida el 25 de diciembre de 1950, López y sus compañeros de estudio actoral quedaron bajo el tutelaje de Salvador Novo. Su debut en el teatro fue con la obra Sueño de una noche de verano, de William Shakespeare.
El cine y su encuentro con ‘Macario’
El talento del joven actor trascendió y pronto fue requerido para realizar trabajos en el cine que para entonces vivía su Época de Oro. En 1954 trabajó en la película ‘La desconocida’, que según decía era la peor cinta en la que había participado.
Aunque estaba bastante decepcionado, siguió haciendo pequeños papeles. Pero el éxito lo esperaba a la vuelta de la esquina. En 1959, el director Roberto Gavaldón buscaba un protagonista para la cinta ‘Macario’, luego de que Pedro Armendáriz tuviera que abandonar el proyecto por tener un contrato anterior. A Ignacio le llegó el libreto y le gustó tanto que ni siquiera preguntó acerca de su salario.
Viajó a Tasco y se encontró con Gavaldón, quien tenía fama de tener muy mal genio. Él mismo le advirtió de sus enojos y de su grado de exigencia. En el primer llamado comprobó qué tan perfeccionista era. Tenían que filmar una escena en la que él debía cargar un atado de leña. Los técnicos decidieron, inconsultamente, ponerle leña de utilería para que no pesara. El director se dio cuenta y exigió que fueran de verdad para que se notara su esfuerzo.
Los grandes sacrificios hechos por López Tarso en la producción valieron la pena ya que la cinta fue la primera mexicana en ser nominada como Mejor Película Extranjera y participó en el Festival de Cannes. Otros de sus éxitos cinematográficos fueron Rosa Blanca (1961)
En la década de los 1960 debutó en las telenovelas. La primera que hizo fue ‘Cuatro en la trampa’. En el cine hizo ‘Cri Cri, el grillito cantor’ (1963), ‘El hombre de papel’ (1963), ‘El gallo de oro’ (1964) y ‘Tarahumara’ (1965). Además de ‘ La vida inútil de Pito Pérez’ (1970), ‘El profeta Mimí’ (1972), ‘Rapiña’ (1973) y ‘Los albañiles’ (1976).
En la televisión protagonizó telenovelas, series y comedias como ‘Amor y orgullo’ (1966), ‘La tormenta’ (1967), ‘La Constitución’ (1970), ‘Rosas para Verónica’ (1971), ‘El Carruaje’ (1972), ‘El honorable Señor Valdez’ (1973), ‘La trampa’ (1978), ‘El derecho de nacer’ (1981), ‘Senda de gloria’ (1987), ‘Ángeles blancos’ (1991), ‘Imperio de Cristal (1994), entre muchas otras.
En el teatro representó algunos de los más icónicos personajes de la dramaturgia universal como ‘Don Juan Tenorio’, ‘Cyrano de Bergerac’, ‘Hipólito’, ‘El cartero’ y ‘Edipo’.
La política y la lucha gremial
López Tarso fue diputado del 1 de septiembre de 1988 al 31 de agosto de 1991. Además, ocupó cargos importantes de organizaciones tales como la Asociación Nacional de Actores (ANDA), la Asociación Nacional de Intérpretes (ANDI) y el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC). También fue miembro honorario del Seminario de Cultura Mexicana.
Su vida personal
Acerca de su relación con su esposa Clara Aranda, el actor contó que ella era sobrina de un tío suyo. Él había ido a visitarlo, cuando ella, a quien describía como una “chica preciosa” llegó a pedirle al pariente que tenían en común. Ella ya había tenido dos hijos. Pero según confesó a Mara Patricia Castañeda, la misma noche del día en que se conocieron se volvieron novios y amantes. La presentó a sus padres, se casaron y con ella procreó tres hijos: Susana, Gabriela y el también actor Juan Ignacio Aranda.
El actor confesaba que ella debió soportar los celos, porque a él le tocó trabajar con algunas de las más atractivas actrices mexicanas de la Época de Oro, como Dolores del Río, María Félix y Elsa Aguirre. Clara murió en el 2000. Poco después, el actor inició una relación con Gabriela Romo de la Peña, de quien fue novio hasta su muerte.
Ignacio López López, conocido artísticamente como Ignacio López Tarso fue hospitalizado el 3 de marzo debido a una neumonía y una oclusión intestinal, y murió el sábado 11 de marzo de 2023.
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