El afamado director indio-estadounidense M.Nigth Shyamalan está convencido de que el fin del mundo, el apocalipsis del que avisa su último largometraje, Llaman a la puerta, no es todo ficción: «Todo lo que pasa ahora mismo en el mundo es una señal de que todo se acaba», considera.
«Lo divertido de esta historia es poder contar dónde estamos y añadir ficción», asegura el director de El sexto sentido en una entrevista con EFE en Madrid, a donde se ha desplazado para apoyar el estreno, el próximo día 3 de febrero.
«Es fascinante, creemos todo lo que se nos dice, estamos adormecidos, hastiados de lo que vemos. Pero de alguna forma -filosofa- estamos en un momento muy bonito de la historia de la Humanidad, porque a lo largo de los tiempos hemos asistido a muchas acciones despóticas, donde un grupo decidía aniquilar a otro».
Pero ahora, se felicita, «se ve una especie de unión del mundo entero en contra (de la guerra en Ucrania): a lo mejor así a ‘los malos’ les cuesta más actuar desde la oscuridad, yo al menos tiendo a verlo todo desde este prisma».
Shyamalan no sabe por qué se dedica al cine, «es algo completamente irracional -asegura-, me surge una idea y me tiro dos años desarrollándola, aunque en este caso ha sido un poco diferente, ya que es la adaptación de un libro (La cabaña del fin del mundo, de Paul Tremblay), donde hay un conflicto moral en el medio de un desastre natural, y tuve que hacerlo, porque me encantó».
Con un reparto sin grandes estrellas, Llaman a la puerta plantea un dilema imposible: una pareja enamorada, padres de una niña adoptada, debe hacer un sacrificio impensable si quieren evitar el fin del mundo; cuatro americanos tipo, dos hombres y dos mujeres, irrumpen en la cabaña donde pasan unos días para convencerles de que el apocalipsis se ha desatado y solo su decisión puede pararlo.
«Todas mis películas representan cómo y dónde me encuentro como persona, mis ocupaciones, lo que disfruto de la vida, mis sentimientos, mi amor por la familia… Disfruto cada una como si fuera la última que voy a hacer», indica Shyamalan.
Este es el largometraje número 13 del cineasta, nacido en 1970 en Mahé (India), aunque ha desarrollado toda su carrera en EEUU. Su debut, con la impresionante El sexto sentido (1999) no solo le valió dos nominaciones al Óscar (dirección y guion), sino que le situó enseguida como uno de los grandes.
Veinticuatro años después, Shyamalan dice que está cansado, como «un deportista de élite».