¿El mal que encarna Johnny Depp en Esperando a los bárbaros, una alegoría del poder, lo ve ahora más reflejado en el mundo actual?
– Cuando empezamos a trabajar en la adaptación de la novela, el mundo que esta describía parecía lejano, remoto en el tiempo. A medida que avanzábamos, la realidad se empezó a parecer cada vez más a lo que Coetzee había escrito hace 40 años. Ahora que la película se estrena, está hablando de aquí y de ahora.
¿Cree que esta pandemia puede asestar un golpe mortal a las salas de cine?
– La situación del cine en las salas venía mal desde hace varios años, principalmente por la falta de visión de los estudios, distribuidoras y exhibidoras, que permitieron que el contenido original y adulto se fugara a la televisión. El resultado fue que perdieron una enorme cantidad de público que se aficionó a las series y al streaming. Eso sumado a las pésimas condiciones de proyección que se acostumbraron a ofrecer, creyendo que la gente es ciega y sorda, ha sido la principal responsable de la crisis. En ese contexto, la pandemia sí puede resultar ser un golpe mortal. Pero es fácilmente reversible: la gente va adonde estén las historias, las está consumiendo a un nivel mucho mayor que antes. Si se las ofreces en su contexto ideal, es una experiencia que es imposible replicar en casa.
¿De qué manera afectó la pandemia a su próximo proyecto, una miniserie producida por Steven Spielberg para Amazon y con Javier Bardem, sobre Moctezuma y Hernán Cortés?
– Nos impactó mucho, estábamos en segunda semana de rodaje, después de varios meses de preproducción. Ahora estamos a la espera de saber cuándo podremos retomar.
¿Cómo cree que afectará esta pandemia a la industria a medio plazo?
– Del mismo modo que a todo el resto de la sociedad: es un sacudón profundo, el verdadero nacimiento del siglo XXI. Lo que vendrá es imposible anticiparlo.
¿Cómo puede el cine latinoamericano mantenerse a flote? ¿Podrá seguir contando con las coproducciones de países europeos?
– No tengo duda, es un cine vivo, joven y entusiasta, lleno de historias por compartir. El apoyo de Europa le ha permitido crecer y ampliar sus horizontes, espero que se mantenga, porque la cooperación entre países ha sido una gran fuente de riqueza y de renovación del cine.
De las 56 películas de la selección de Cannes, solo hay dos iberoamericanas. ¿Le encuentra alguna explicación?
– Lamentablemente, el Festival de Cannes nunca ha dado al cine latinoamericano el lugar que merece, siempre en su selección oficial la presencia de la región ha sido mínima, a pesar de que es ampliamente reconocido como uno de los cines más vibrantes y vitales del mundo.
